Hoy he decidido escribir sobre algo diferente.
A pesar de todos los problemas y retos que tiene el Departamento de Educación, me alegra saber que aún siguen desarrollando espacios para la creatividad y el aprendizaje en las escuelas de este país.
Recuerdo que desde pequeña siempre participaba en la Feria Científica, los primeros años por "obligación" y luego por gusto. Mi padre, maestro de ciencias al fin, me apoyaba en mis trabajos desde la selección de un tema o problema hasta cómo desarrollar en análisis del mismo. Eso sí, nunca lo hizo por mí.
Con él aprendí a cuestionar y plantear problemas reales, no cuánto tiempo dura madurar un plátano con una bolsa de papel - que no está mal - pero para su parecer era algo muy simplista. Aprendí a tomar notas, datos, calcular, sacar porcentajes y promedios sin usar una computadora y mucho menos Excel. Recuerdo que mis tablas en papel eran horribles, con líneas torcidas, borrones y manchones pero los datos siempre certeros, los cálculos bien hechos y de ahí un análisis en profundidad. Gracias a eso participé durante 6 años de la Feria Científica y en esos 6 años mi trabajo fue premiado. Aunque no seguí una carrera en ciencias, el aprendizaje obtenido me ha servido en mi vida profesional, ya que, una vez las destrezas son realmente aprendidas, el proceso de transferencia hacia otra disciplina es fácil.
Toda una vida, mi padre, se dedicó a enseñar ciencias y a enseñar cómo enseñar ciencias. Escribió, investigó, publicó y produjo mucho capital intelectual para la educación y la docencia de este país. Por esto estoy muy contenta y orgullosa de que se reconociera, después de tantos años, su labor.
En honor al Profesor Héctor J. Álvarez Pérez, o como muchos lo conocían, Joel, comparto las reseñas del homenaje tan grande que le hicieran el pasado lunes 28 de enero dedicándole la semana de las ciencias del Departamento de Educación.
Inicia la semana de las ciencias bajo el lema las ciencias abren las puertas al conocimiento
A pesar de todos los problemas y retos que tiene el Departamento de Educación, me alegra saber que aún siguen desarrollando espacios para la creatividad y el aprendizaje en las escuelas de este país.
Recuerdo que desde pequeña siempre participaba en la Feria Científica, los primeros años por "obligación" y luego por gusto. Mi padre, maestro de ciencias al fin, me apoyaba en mis trabajos desde la selección de un tema o problema hasta cómo desarrollar en análisis del mismo. Eso sí, nunca lo hizo por mí.
Con él aprendí a cuestionar y plantear problemas reales, no cuánto tiempo dura madurar un plátano con una bolsa de papel - que no está mal - pero para su parecer era algo muy simplista. Aprendí a tomar notas, datos, calcular, sacar porcentajes y promedios sin usar una computadora y mucho menos Excel. Recuerdo que mis tablas en papel eran horribles, con líneas torcidas, borrones y manchones pero los datos siempre certeros, los cálculos bien hechos y de ahí un análisis en profundidad. Gracias a eso participé durante 6 años de la Feria Científica y en esos 6 años mi trabajo fue premiado. Aunque no seguí una carrera en ciencias, el aprendizaje obtenido me ha servido en mi vida profesional, ya que, una vez las destrezas son realmente aprendidas, el proceso de transferencia hacia otra disciplina es fácil.
Toda una vida, mi padre, se dedicó a enseñar ciencias y a enseñar cómo enseñar ciencias. Escribió, investigó, publicó y produjo mucho capital intelectual para la educación y la docencia de este país. Por esto estoy muy contenta y orgullosa de que se reconociera, después de tantos años, su labor.
En honor al Profesor Héctor J. Álvarez Pérez, o como muchos lo conocían, Joel, comparto las reseñas del homenaje tan grande que le hicieran el pasado lunes 28 de enero dedicándole la semana de las ciencias del Departamento de Educación.
Inicia la semana de las ciencias bajo el lema las ciencias abren las puertas al conocimiento
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